23/05/2017
La simplicidad

Algunas de las experiencias más grandiosas que he presenciado con Dios ocurrieron cuando llegaba a un lugar donde no podía pasar por encima, por debajo ni por los lados, sino simplemente quedarme quieto. Dios de algún modo abre un camino. Hasta ahora Él no ha fallado y nunca fallará. Dios no puede fallar.

Y parecía que cuando estos hijos de Israel llegaron a este Mar Rojo, la Columna de Fuego los guiaba, el ejército de faraón los perseguía, las montañas y el mar se les interpusieron… Si toda la naturaleza hubiera llorado por este pequeño pueblo desarmado, con un gran ejército que se acercaba… Pero algunas veces la senda de Dios nos conduce por tales lugares. Dios quería mostrar Su poder. A Dios le encanta desplegar Su poder.

Oh, a veces cuando tomo a mi pequeño José o una de mis niñas y me siento a conversar con ellos, los pongo en mi regazo, no se imaginan cómo me hacer sentir eso. Uno de ellos dice: “Papá, enseña tu músculo. Oh, tú tienes un músculo muy grande”. No tengo mucho, pero con tal que piensen así, me hace sentir bien.

Nuestro Padre celestial quiere que Sus hijos sepan que Él tiene músculos. Él puede obrar en su favor. Y, a veces, entablo una conversación que tiene que llegar a eso. A mí me encanta escucharlos decir eso.

Estad firmes y ved la salvación de Jehová (57-0629)

Dios es Dios tanto en los asuntos grandes como en los insignificantes. Un hermano joven de Bélgica nos envió este testimonio sobre lo atento que es Dios cuando lo incluimos en cada aspecto de nuestra vida.

Dios los bendiga:

Tengo un testimonio breve para glorificar a nuestro Señor Jesucristo.

Hace una semana, perdí la llave de la habitación del internado en el que estudio actualmente. No tenía tiempo de buscarla, pues debía prepararme para los exámenes y los proyectos. Sin embargo, me disgustaba pedirles constantemente a los profesores que me abrieran la puerta, pues la señora que se encargaba de limpiar los dormitorios siempre la cerraba cuando terminaba. Así que hoy decidí que era el día en que necesitaba encontrar esa llave.

Busqué una y otra vez sin ningún éxito. Entonces recordé el testimonio del hermano que extravió su anillo en la arena. Él también buscó incesantemente, hasta que recordó que no había incluido a Dios en su búsqueda. Así que le pedí a Dios que me perdonara por no tenerlo en cuenta y oré para que me ayudara. Seguí buscando, pero fue en vano. Entonces le dije al Señor: “Tu sabes que necesito esa llave y no quiero gastar dinero en otra, pues en este momento se me dificulta un poco”. Finalmente dejé de buscar, me alisté para salir y tomé la chaqueta que usaría ese día. Cuando metí la mano derecha en el bolsillo de la chaqueta, sentí algo.

Empecé a sonreír. Así es, era la llave. Sí, hacía unos días había revisado todas mis chaquetas, Dios es mi testigo.

Ese día comprendí algo: siempre debemos incluir a Dios en lo que hagamos y lograremos éxito.

Que Dios los bendiga,

El Hermano Christin

Bélgica