13/01/2020
La simplicidad

Nuestro Señor Jesús es un Dios poderoso que hace obras poderosas. Como ya todos sabemos, Él creó el universo, creó la vida, dividió el Mar Rojo y, sobre todo, salvó a los perdidos.

Sin embargo, también es un Padre compasivo y amoroso que se preocupa por los asuntos simples de la vida de Sus hijos. Nunca debemos olvidar agradecerle por todo lo que hace.

El siguiente es un testimonio de una hermana brasileña que quiere atribuirle la gloria a Dios por algo simple que Él hizo por ella y su familia.

Buenas tardes en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Gloria al Nombre de nuestro Dios.

Anoche noté que mi refrigerador había dejado de funcionar. Estaba decepcionada porque no quería endeudarme y, como no tengo dinero para comprar un refrigerador nuevo, la solución era pagarlo a cuotas, lo cual es muy común en Brasil. Me tardaría unos meses en terminar de pagarlo.

Al instante recordé los testimonios, incluyendo uno de Brasil sobre un refrigerador, que publicaron en branham.org. Entonces entré en acción y le oré al Señor, y también le coloqué el paño de oración que recibí hace unos días.

Hoy me desperté y escuché el Pan diario. Oré y fui a ver el refrigerador; no estaba funcionando. Entonces oré y puse el paño en el motor, y esperé que el Señor obrara.

Más tarde, después de concluir que tendríamos que comprar otro, le dije al Señor: “Creo que el refrigerador de la suegra del Hermano Branham falló y el Señor proveyó. Hasta el refrigerador de nuestro hermano de Brasil se quemó y el Señor proveyó. Aunque el mío no vuelva a funcionar, creo que para Ti nada es imposible. Tú puedes hacer lo que sea”.

Saqué la comida del congelador y la coloqué en una caja de poliestireno, y le pedí a mi esposo que la llevara a la casa de mi madre. Le iba a pedir que la guardara en su congelador mientras conseguíamos otro.

Abrí la puerta del refrigerador para sacar el resto de la comida. Cuando me agaché para recoger las patatas, mi esposo encendió el carro en el garaje y, en ese mismo momento, el refrigerador se activó y empezó a funcionar.

Mi alma se llenó de gratitud, nuestro Dios es tan bondadoso.

Simplemente Lo amo. Dios los bendiga.

La Hermana Aparecida Oliveira

Hermana Aparecida, gracias por tu testimonio. Probablemente, algún día, ese refrigerador dejará de funcionar definitivamente; pero puedes aplicar tu fe en el Dios viviente cualquier día, siempre que estemos en esta tierra.