El llamado Reloj del Juicio Final nunca se ha aproximado tanto a lo que los científicos identifican como una “catástrofe global”. La semana pasada, lo adelantaron medio minuto, quedando solo “dos minutos para la medianoche”. ¿Las razones? Un dictador impredecible en Corea del Norte, que está armada nuclearmente, alterca con el presidente de los Estados Unidos.
Los científicos atómicos reconocen la amenaza inmediata de un holocausto nuclear y los efectos que una sola ojiva podría acarrear sobre el mundo entero, pero probablemente no saben que vimos el reloj de Dios comenzar a marchar hacia el mismo tiempo que iniciaron su reloj del juicio final en 1947. Estos son algunos avances del reloj que son aún más inquietantes que un dictador demente con un “botón nuclear”.
Jesús nos dijo en Mateo 24 que observáramos la higuera cuando brotaran sus hojas, lo cual representa el regreso de Israel a su patria. Él añadió: “…conoced que está cerca, a las puertas”, cuando viéramos todo esto. Ahora hay un Estado judío que incluye la ciudad de Jerusalén, la niña de los ojos de Dios.
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Justo antes de que sobrevenga en la tierra el “día ardiente como un horno” profetizado en Malaquías 4, Dios prometió enviar al “profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible”. Como todos sabemos muy bien, esa señal se ha cumplido.
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En Lucas 17:28-30 Jesús profetiza que los últimos días se asemejarían a los días de Lot. Justo antes de que Dios arrojara fuego y azufre sobre Sodoma, abundaban los homosexuales e imponían una gran influencia, tanto que el alcalde de la ciudad, Lot, les temía.
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El profeta vio una visión en 1933 que mostró la aparición de carros en forma de huevo justo antes del fin.
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El Ángel le dijo a Daniel: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará”. Las palabras “correrán de aquí para allá” (Daniel 12:4) se cumplen con el surgimiento de la aviación y ¿en qué época de la historia el conocimiento ha estado tan fácilmente disponible como en los últimos años, con los avances de los teléfonos inteligentes y las tabletas? Lo que sea que queramos saber, y desafortunadamente mucho más, lo tenemos a la mano.
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Podríamos proseguir con las señales del tiempo, pero tanto los científicos como los Cristianos pueden ver que la manecilla pronto se desplazará por última vez. A diferencia del mundo, nosotros esperamos con ansias aquel último tac, puesto que será el día en que nos encontraremos con nuestro Señor Jesús en el aire. ¡Qué gran día será!
¡Miren aquí! ¿Saben Uds. lo que el Señor dice acerca de Los Ángeles y de estos lugares aquí? “¡Están sentenciados”! ¿Recuerdan Uds. lo que les dije hace como dos años, de cómo ese temblor sucedería por acá en Canadá, Alaska? Yo también les digo que “Hollywood y Los Ángeles se deslizarán al océano. ¡California, estás condenada! No solo California, sino que tú, mundo, estás condenado. ¡Iglesia, a menos que te pongas bien con Dios, estás condenada!”. ¡ASÍ DICE EL ESPÍRITU SANTO!
Liderazgo (65-1207)
Y nos unge a nosotros cuando vemos que estamos viviendo en los últimos días, cuando vemos que están ocurriendo todas estas señales que vemos, las cuales son mencionadas en la Escritura, que ocurrirían en los últimos días; desde el Cielo, hasta los poderes políticos, y la naturaleza de la gente, y la desmoralización del mundo, y entre las mujeres, y lo que harían en los últimos días, y lo que harían los hombres, y lo que harían las iglesias, lo que harían las naciones, y lo que haría Dios. Y lo vemos todo claramente aquí ante nosotros.
Oh, eso nos unge la fe. Nos lleva más allá. ¿Ven? Nos—nos separa de las otras cosas del mundo. ¿Ven? No importa cuán pequeños seamos, qué tanta minoría seamos, ni cuánto se ríen de nosotros o qué tanto se burlan de nosotros, eso no importa. Eso es todo. Nosotros lo vemos. Hay algo por dentro de nosotros. Fuimos predestinados para ver esta hora, y nada nos va a impedir verla. ¡Amén! Aquí Dios lo ha dicho. Ya—ya ha sucedido. Lo vemos. ¡Oh, cómo damos gracias a Dios por esto! Oh, entonces produce fe en uno cuando vemos estas cosas suceder aquí.
¿Por qué clamas? ¡Di! (63-0714M)
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