Me gustó tanto este artículo que regresé a dejar otro comentario. ¡Qué ricas palabras! Como seres humanos, es natural amar solo a aquellos que nos aman o los que comparten nuestra forma de pensar.
Cada vez que dejo de orar y escuchar las cintas un poquito, mis sentidos humanos empiezan a controlar más mi vida. Asimismo, cuando ciño, en otras palabras, cuando incremento mi compañerismo con el Señor Jesús, Él controla mis sentidos humanos.
Ahora mismo estaba meditando en lo que dijo el Hermano Branham: “Gana el que alimento más”. Si alimento más mi espíritu (donde se encuentran mis sentidos humanos), ciertamente prevalecerá. Si alimento más mi alma, el Espíritu Santo prevalecerá. Después de muchas experiencias amargas, puedo entender que el Señor Jesús pudo retirar la piedra de la tumba cuando fua a resucitar a Lázaro. Él pudo moverla, pero no lo hizo. Él le dejó esa tarea al ser humano y luego intervino con el milagro. Por tanto, es mi deber quitar la piedra de mi orgullo, mi egoísmo y mi indiferencia. Depende de mí buscar oración, escuchar más la Palabra (las cintas); todo eso depende de mí. Y todo lo que no logré conseguir, el Señor Jesús es Quien lo hará.
Siempre he admirado leer y escuchar sobre el amor y el respeto que el Hermano Branham le mostraba a toda la gente. Él los amaba sin importar la denominación a la que pertenecieran, el credo que profesaran o lo que pensaran o creyeran. Él les enseñó y predicó la Verdad y sigue haciéndolo. Pero él no los ignoró cuando no captaron la Visión. Él es mi ejemplo. Cuando veo eso, recuerdo al Señor Jesús.
También he experimentado el otro lado de la moneda: amar a la gente, pero dejarme influenciar por sus costumbres. Creo que eso tampoco está correcto. Hay un punto medio para todo y lo que verdaderamente admiro del Hermano Branham es que ¡él mantenía un equilibrio en todo! Puedo amar a todos, pero no necesito participar de sus hábitos. También he notado que la gente se da cuenta cuando realmente tenemos este amor o solo estamos pretendiendo. La gente se da cuenta. El amor es tan sublime en su esencia que tiene que fluir naturalmente, sin forzarlo. Cuando fuerzan algo, solo funciona a medias. En serio que a diario deseo recibir un bautismo de amor, para que este Amor divino pueda dominar mi simpatía humana. Esta es la única manera de amar naturalmente a todos. Amen a la gente de verdad, sin fijarse en su condición financiera, social y religiosa.
Y, al mismo tiempo, no participen de sus costumbres mundanas; pero tampoco los menosprecien por seguir en el mundo. Eso es mantenerse en el medio. Me he dado cuenta de eso. Cuando verdaderamente amamos a una persona, esta lo siente. Y cuando nos sentimos amados, queremos cambiar. Es como arrojar sal a una persona y que le dé sed. Ellos se interesan por lo que tenemos, lo que creemos y por qué lo hacemos. Cuando el Amor se proyecta, la Gracia soberana asume el control de todo.
Que el Señor Jesús me ayude este año a alcanzar esa noble meta.
Geisa Helena Alves de Lima
Brasil