26/03/2020
La simplicidad

Saludos mis preciosos hermanos en Cristo:

Que el Señor Jesús bendiga a todos los que están leyendo estos párrafos y también a aquellos que los escuchan. Este es un testimonio simple, pero genuino sobre mi microondas que Dios reparó y ¡volvió a funcionar!

En la segunda semana de enero del 2020, leí el testimonio de una hermana de Brasil cuyo refrigerador se averió y el Señor permitió que volviera a funcionar. ¡Gloria al Señor! También, el Hermano Branham menciona en un sermón que una hermana oró y el Señor arregló su refrigerador (55-0731). Yo creo ambos testimonios con todo mi corazón.

En mi caso, tengo un microondas de ocho años y medio. Se apagó mientras calentaba un vaso de agua. Se detuvo repentinamente y no volvió a funcionar. Eso pasó en la noche del miércoles, 23 de enero. Antes de acostarme, fui y presioné todos los botones y nada pasó. Estaba totalmente muerto, pero los demás electrodomésticos funcionan.

En la madrugada, oré como siempre, hasta que me sentí satisfecho; luego me acosté un rato más. Entonces recordé que había olvidado orar por el microondas, así que lo hice rápidamente en mi mente: “Señor Jesús, te pido que arregles mi microondas. Señor, Tú sabes que no oro para ver si sucede, sino porque creo. Amén”. Ese mismo día, horas después, estaba preparando huevos revueltos, por lo que obviamente me encontraba frente al microondas. De repente, levanté la mirada y vi este mensaje en la pantalla: “Listo para usar, presione el botón para comenzar”. Quedé atónito por un segundo, entonces levanté las manos y agradecí al Señor. Dije: “Señor, gracias. Perdóname si hay incredulidad en mi corazón, pero creo, Señor”.

La fe es la certeza… Solo crean. Que Dios los bendiga a todos, amén.

El Hermano Humberto Sandoval

California