05/10/2017
La fe de un niño

Entonces, vean, es fe simple; no es nada o algo que logramos con nuestro propio esfuerzo; sencillamente es algo en lo que creemos como un niño, como si le hubiera prometido a su niña un nuevo vestido el sábado, una chaqueta al niño. ¿Ven? Ellos lo esperan. Simple fe de niño. Es lo único que Dios quiere que seamos, pues, al fin y al cabo, solo somos niños.

Soy Yo (61-0517)

Para Jesús, no hubo mejor forma de ilustrar la incondicional gracia de Dios que con un niño. A diferencia de muchos adultos, los niños suelen recibir regalos con plena sencillez. Es así de sencillo para ellos: “Mamá o papá, me lo prometiste y confío en lo que me dijiste”.

Cuando leí el testimonio de Susanna sobre el pollito, me acordé de la experiencia que viví con mi nieta, Andrea. Hace como cuatro o cinco años, compramos siete pollitos.

A la mañana siguiente, cuando salí temprano a revisarlos, uno había muerto. Parecía que llevaba muerto mucho tiempo; estaba inerte.

Luego, ella me contó muy inquietada que Flor de Manzano había muerto. Le dije que debíamos enterrarla, pero ella contestó: “No, debemos orar por ella”.

Eso hicimos, pero aún siguió desvanecida en el suelo durante las siguientes horas. Le insistí en que debía ser la voluntad de Dios que partiera, así que debíamos enterrarla. Cada vez que se lo mencionaba, su patita se sacudía y ella decía: “No, se movió; no podemos enterrarla”. Esto ocurrió unas cinco veces, pero seguía sin vida y pulso. Mi esposo le dijo que la llevaría a comprar otro pollito, pues no podíamos quedarnos con seis (un número inadecuado).

Antes de marcharse, ella buscó una cajita, la acompañó de aserrín, agua y comida, y allí dejó al polluelo. Fueron por otro mientras yo la cuidaba. Tenía la cabeza muy inclinada hacia atrás, así que se la acomodé ¡y entonces se levantó! A los cinco minutos, ¡ya estaba comiendo, tomando agua y piando! ¡Y esto sucedió después de llevar horas tendida en el suelo, claramente muerta!

Entonces, por supuesto, cuando regresó con el octavo, recalcó: “¡Te dije que se pondría bien!”.

Todos necesitamos fe de niño.

Agradecida con Él,

La Hermana Mary Walker