13/12/2018
Comentarios

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¡Oh, vaya! Igual que el lirio en el lodo. Estoy ansioso de leer la parte dos, cuando el H-I-J-O toque la semilla. ¡Alabado sea el Señor!


¡Estoy aquí sentado llorando, con la certeza y a la espera de que la SUBLIME GRACIA de Dios intervenga en la parte dos!


¡Se acabó en la mejor parte! ¡Es como detener una Cinta a la mitad! ¡Espero con ansias leer el final! ¡Qué poderoso Dios servimos!


He recibido mucha bendición con este testimonio, me ayudó a cobrar conciencia y dedicarle mi vida a Él nuevamente.


Hermana, verdaderamente fue una bendición para mí. Sin duda, Dios fue el que te buscó y te encontró para que Le sirvieras; me conmovió demasiado. Dios me ayude a aprender a perdonar con tal convicción.


Oh, qué precioso Señor servimos, Quien puede tomar a un pecador y convertirlo en un Cristiano. Ciertamente, con Dios, nada es imposible. Recibí tanta bendición con el testimonio de esta preciosa hermana que no puedo dejar de llorar.


Debemos ser muy cuidadosos de nunca juzgar a nadie que veamos, en ningún momento ni condición. Si la hubiéramos visto semanas antes de su experiencia, ¿la hubiéramos amado como ahora?


Me identifico con este testimonio. Aunque crecí en un hogar que creía el Mensaje, salí en busca de placer; pero, tiempo después, cuando cumplí diecinueve años, me rendí y me entregué a Cristo. Estoy luchando.


Predestinación. ¿Cómo podría uno leer este testimonio y no creerlo?


¡Vaya! Es asombroso que estas cartas expliquen todo lo que hay en mi corazón y me muevan a lágrimas, pues reavivan el gozo de tener este Mensaje en mi vida. Es como confraternizar con estos hermanos. He estado diciendo AMÉN mientras las leo.


Me encanta leer las reflexiones de estos hombres y mujeres. Hasta envidio el tiempo que comparten a solas con nuestro Señor. También estamos en prisión, pero pronto acabara, pronto.


¡Aleluya! Quiero sentarme junto a estos hermanos en la Cena de la Bodas y ¡escuchar cómo el Señor los halló y los salvó a cada uno!


¡No me canso de leer esto! Gracias, hermanos, por compartirlas y no se preocupen, ¡ya reservé un lugar junto al mío para este hermano!


Qué testimonio tan maravilloso. Me alentó demasiado, pues llevo un año combatiendo un problema del estómago. Los demás dudan de mi sanidad, pero sigo luchando y conservando la fe. Sin duda, escuchar este testimonio fortalece la fe. No se imaginan cuánto me ha cambiado.


Muchas gracias por este testimonio. Sus palabras de aliento son de gran ayuda para mí y las aplicaré en mi vida y mis pruebas.


Dios es tan bondadoso. ¡Confió en que pronto reciban un testimonio maravilloso de parte nuestra!


Este testimonio me conmovió demasiado. Ahora me doy cuenta de que necesito que el Señor me libere.


Vaya, Hermana Christina, me siento identificada con tu testimonio, pues acabo de ser liberada de lo mismo durante nuestra reunión en la iglesia el domingo pasado.


Gracias por esto. En ocasiones se necesita de otro testigo y la perspectiva de alguien más, aparte de la de una madre, para ayudar a nuestros hijos. ¡Es sombroso cómo coincide este testimonio con el Pan Diario y la Cita del Día!


No puedo expresar cómo se conmovió mi corazón. Tengo un hijo pequeño y ellos observan nuestras acciones más simples. Nuestro ejemplo es muy importante. ¡Esto me recuerda qué es lo principal!


Nunca recibí una verdadera Revelación de esta Palabra hasta que presioné “PLAY”.


¡Sin duda me hizo sonreír! ¡Y sigo sonriendo!


Bueno, qué sucesos más extraordinarios pasan al pulsar ese botón en forma de triángulo. No me pregunten cómo sucedió esto. Solo sé que de alguna forma comenzó a pasar. ¿Recuerdan la campanita que sale para anunciar que alguien envió un mensaje de texto? Muy bien, pero, varias veces, cuando abro la notificación para leer el mensaje, una cinta empieza a sonar. Nunca lo configuré, sin embargo, sé que es importante escuchar las cintas y a veces olvido escucharlas; por tanto, la mayoría de las veces que esto me ocurre, la dejo sonando. ¡!Gloria a Dios!