A pesar de que se encuentran en prisión, Dios aprovechó esa oportunidad para agarrar sus corazones y grabarles las Pepitas de oro. ¡Él es tan maravilloso!
Creo que los artículos de las cartas de prisioneros son mis favoritos. Siempre conmueven mi alma.
Sencillamente me encanta leer estos testimonios. Dios tuvo que despojarlos de todo para darles el Tesoro más grandioso. Me animan a renunciar a todo y darle la preeminencia a Dios, pues, al fijarme en sus palabras, percibo lo mucho que se regocijan con la Palabra, que en verdad significa todo para ellos.
La diferencia radical de los reclusos creyentes del Mensaje debe suscitarles preguntas a los demás prisioneros, pues, si nosotros alcanzamos a percibir en sus cartas lo gozosos y maravillados que se sienten, entonces esos mismos sentimientos se deben reflejar en sus ojos, demostrándoles a todos que el amor de Dios es más fuerte que cualquier circunstancia.